Si todavía crees que existe una postura “correcta” para sentarte/recoger algo del suelo, y la culpas de tu dolor de espalda, quizás deberías seguir leyendo…
El conocimiento actual sobre el dolor de espalda ha evolucionado mucho en el ámbito científico, pero no ha llegado completamente a la sociedad.
Como consecuencia, vivimos rodeados de creencias que ya sabemos que no se corresponden con la realidad.
En el blog de hoy, iremos desmintiendo algunas de las afirmaciones más comunes sobre el dolor de espalda junto con nuestro fisioterapeuta Airá Rodríguez.
“TE SIENTAS MAL Y POR ESO TE DUELE LA ESPALDA”
En numerosas ocasiones habrás escuchado a alguien decir que le duele la espalda porque tiene una postura “mala”, generalmente en el entorno laboral.
Sin embargo, no existen pruebas que relacionen el dolor y la posición en la que te sientas, la silla que usas o como tienes posicionada la cabeza.
En estos casos el dolor suele estar relacionado con hábitos de tendencia sedentaria, factores asociados al entorno laboral, y posiciones mantenida mucho tiempo.
No duele porque te coloques de forma “incorrecta”, sino por mantener la posición mucho tiempo. Piensa cuánto tiempo pasas sentado/a sin cambiar de postura.
Este comportamiento produce una disminución de sangre (oxígeno y nutrientes para las células), y el cuerpo reacciona generando dolor para que te muevas.
“TE DUELE LA ESPALDA PORQUE TIENES LA COLUMNA DESVIADA”
Es frecuente también justificar el dolor de espalda basándose en su forma. Existen muchos diagnósticos basados en la desviación de la simetría corporal “normal”.
Existen grados de desviación que pueden ser patológicos y generar limitaciones en la función respiratoria, cardiovascular, el movimiento… Pero lo más habitual es que sean asintomáticas.
Destaca la escoliosis, la rectificación de las curvas cervical o lumbar, o la “exageración” de las curvas hiperlordosis o hiperlordosis.
Sin embargo, la ciencia ha mostrado que no existe relación entre el dolor de espalda y la desviación o rectificación de las curvas.
“TIENES ARTROSIS, ES NORMAL QUE TE DUELA LA ESPALDA”
Los cambios degenerativos son completamente normales a lo largo de la vida, y la ciencia muestra que hasta 66% depende de factores hereditarios.
Solamente el 2-10% de estos cambios en los tejidos se explican por factores relacionados con el movimiento y nuestra actividad diaria.
Esto supone que la aparición de artrosis o la presencia de hernias no se justifiquen mayoritariamente por nuestras actividades deportivas/laborales, sino por nuestros genes.
Por lo que afirmaciones como “tienes artrosis en las rodillas porque corres” o “tienes una hernia por levantar peso” podrían no ser ciertas en el 90% de los casos.
Estos procesos son esperables con el tiempo, y es necesario asimilar es un proceso igual al que la piel se nos arrugue con la edad.
Cada vez más estudios muestran que la degeneración observada en una resonancia magnética/radiografía no es sinónimo de dolor, así como las arrugas tampoco duelen.
El dolor persistente no debe normalizarse. La aparición de dolor tiene un objetivo, protegernos e informar de que algo no va bien, por ejemplo: un corte.
Pero en ocasiones, puede perder su función protectora y mantenerse más de lo necesario. Imagina que el corte cicatriza y te sigue doliendo la zona.
“TENGO UNA VÉRTEBRA DESCOLOCADA”
A veces, si acudes a tu fisioterapeuta/osteópata, mediante una serie de pruebas palpatoria en la espalda podrían decirte que tienes las vértebras “descolocadas”.
Como si fueras un puzzle, automáticamente procederán a realizar una técnica de “reajuste”, eso de “crujir las vértebras”. Posteriormente argumerarán que la han “recolocado” en “su sitio”.
Aunque muchos lo sigan empleando, las vértebras no están “fuera de su sitio” y menos se “recolocan” con una manipulación vertebral.
¡Imagínate que cada vez que te dieras un golpe se te movieran los huesos de su lugar!
“MI DOLOR VIENE PORQUE MI MUSCULATURA ESTÁ ACORTADA”
Otro de los razonamientos recurrentemente empleados para justificar el dolor de espalda es el acortamiento muscular. Los clásicos culpables han sido los isquiosurales y el psoas.
Esta situación probablemente haya surgido de las sensaciones dolorosas de acortamiento referidas por los pacientes, y por el razonamiento estructural que ha estado en auge los últimos años.
Como consecuencia, los fisioterapeutas nos hemos escudado en estos músculos como culpables, y orientado nuestras intervenciones hacia ellos.
Sin embargo, la ciencia no ha podido relacionar estos supuestos “acortamientos” en el caso del dolor musculoesquelético como origen del dolor.
Por este motivo, el empleo de estiramientos como tratamiento para prevenir/tratar el dolor de espalda no tiene ningún fundamento científico y no está justificado.
“ME DUELE LA ESPALDA PORQUE HICE UN EJERCICIO/MOVIMIENTO MAL”
Muchas veces asociamos el dolor de espalda a causas mecánica: un “mal movimiento” o un “mal gesto”. Como si el cuerpo estuviera diseñado para moverse solo de una forma.
Todos los movimientos son válidos, nuestro cuerpo permite una gran variedad de formas para hacer una misma tarea.
En el mundo del entrenamiento ocurre lo mismo. Existen técnicas que son más eficientes para levantar un peso o activar la musculatura diana.
No te vas a lesionar por hacer una sentadilla en la que la rodilla pase por delante del pie, o por hacer un ejercicio con la espalda “doblada”.
El problema está en muchas ocasiones en la capacidad del tejido (músculos, tendones, huesos, nervios, vasos…) para aguantar una carga.
Por muy “bien” que hagamos un movimiento, si nuestro tejido no está adaptado a esa carga, la probabilidad de sufrir alguna lesión o dolor es mayor.
“TENGO LA ESPALDA LLENA DE CONTRACTURAS”
Una de las justificaciones más clásicas a la hora de determinar el origen del dolor en la musculatura es la presencia de contracturas.
Esta palabra, que genera una construcción mental en el cerebro relacionada con “nudos” en nuestra musculatura, ha sido empleada recurrentemente por los fisioterapeutas.
Generalmente el procedimiento que hemos seguido para determinar la existencia de estas contracturas ha sido palpar la zona dolorosa en la musculatura, ya la hemos empleado para justificar muchos procesos de dolor.
Hoy sabemos que la sensación de rigidez asociada al dolor es una percepción subjetiva, independientemente del estado del tejido y que no existen tales nudos.
Los estudios muestran que la espalda de pacientes con dolor lumbar y personas sin dolor es igual de rígida, pero los pacientes son más sensibles al tacto.
¿QUÉ DEBERÍAS SABER SOBRE TU DOLOR DE ESPALDA?
1. No existen las buenas ni las malas posturas, lo perjudicial y que puede contribuir a generar dolor es mantener una misma posición mucho tiempo.
2. Las asimetrías y las “imperfecciones” son variabilidades anatómicas normales, no patológicas.
3. No hay movimientos “malos”, lo determinante es la carga. Pero al igual que crecen los músculos, nuestro cuerpo puede adaptarse a diferentes esfuerzos.
4. La presencia de fenómenos degenerativos es normal, esperable y no necesariamente origen de síntomas. Tampoco su presencia debe ser un impedimento para hacer ejercicio.
5. Los acortamientos, contracturas y desajustes vertebrales no son una explicación válida para el dolor, ni deben condicionar el tratamiento empleado.
BIBLIOGRAFÍA
La información expuesta en esta publicación ha sido extraída de publicaciones científicas, para información más específica podéis visitar las siguientes fuentes:
– The fall of the postural-structural-biomechanical model in manual and physical therapies: exemplified by lower back pain. 2011. (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21419349/)
– Feeling stiffness in the back: a protective perceptual inference in chronic back pain. 2017.(https://www.nature.com/articles/s41598-017-09429-1)
– Explain pain. Butler D. (libro)”