Muchas veces asociamos el dolor de espalda/cuello a la presencia de contracturas musculares, generalmente por la sensación de tener un bulto en la región. Las contracturas son procesos más complejos, que tienen lugar en otras lesiones, como la espasticidad, pero ese dolor que tienes en la espalda y probablemente asocies a una “mala postura” no es una contractura.
Hoy descubriremos que lo que asumimos como una contractura no es tan real como pensamos, y que este término se ha empleado como un “comodín” para justificar la aparición del dolor de espalda, el cuello, la pierna o cualquier parte del cuerpo en la que experimentemos dolor y una sensación de tensión.
¿Por qué se generan las contracturas de la espalda?
Solemos definir como contractura a una zona de dolor en la que se acompaña una sensación de tensión, incluso haciendo referencia a la presencia de un bulto.
Imaginamos, por lo tanto, que en nuestro tejido muscular se ha generado un nudo de sus fibras, y lo lógico es creer que igual que se forma, se puede desenredar.
Esta situación es un razonamiento muy cómodo, y que vale para cualquier dolor, sobre todo si es en la espalda y trabajas sentado/a.
Imaginemos que vas al fisioterapeuta, le cuentas estas sensaciones y te toca un poco la espalda, lo que la mayoría dirán es que tienes una contractura.
Además, justificará su aparición con un modelo erróneo, pero muy aceptado por la sociedad, como el de las malas posturas. La solución que te dará: masajes descontracturantes.
Esta situación está muy lejos de lo que en realidad ocurre cuando notamos esta sensación que asociamos a las contracturas.
Por lo tanto, es necesario hacer un cambio de término, y en vez de hablar de contracturas, hablaremos de DOLOR, y esto no conlleva lesión del tejido muscular.
Gracias a la evidencia científica, sabemos que lo que entendemos como una contractura hace referencia solamente a una sensación, algo que depende del procesamiento de nuestro sistema sensitivo.
Ahora que sabes que no tienes nudos en los músculos, te preguntarás por qué te duele entonces la espalda…
El por qué del dolor es un asunto más complejo, y no se explica con que tengas una contractura, la “cadera desviada” o cualquier otra justificación biomecánica que podamos imaginar.
Determinar el origen causal del dolor es improbable, ya que la mayoría de veces no se puede asegurar cuál es… lo que no quiere decir que no sea tratable.
Puede haber dolor por una lesión, lesión sin generar dolor y dolor sin existir lesión; lo que hace complicado eso de determinar la causa del dolor.
¿Cómo tratar la contractura de la espalda?
Lo primero que pensamos al considerar como nuestro problema una “contractura” es el poder del masaje.
Como si de una masa se tratase, hemos creído que los fisioterapeutas tenemos la capacidad de manipular la musculatura para deshacer estos supuestos nudos.
Este pensamiento perpetuo ha generado una tendencia a elegir herramientas de tratamiento pasivas como el masaje pese a existir mejores alternativas.
Existen otras técnicas pasivas como las movilizaciones articulares, las manipulaciones de alto impulso, punción seca, etc.
Esto no quiere decir que el masaje no sea una opción, solo que no se emplee como herramienta única para tratar estas situaciones.
Otro problema es recogen estas terapias es la justificación de su efecto. Habitualmente lo asociamos a recolocar huesos en su sitio, o al estiramiento del tejido muscular…
Sin embargo, no tenemos la capacidad manual de generar dichos efectos con ninguna de las técnicas de fisioterapia. El efecto de la terapia manual es principalmente neurofisiológico.
Este mecanismo es comparable a tomarse una pastilla, funciona a corto plazo aliviando los síntomas. Pero solo usar esta opción, en muchas ocasiones es insuficiente para conseguir una mejora duradera.
Para generar cambios en el tejido, modificar su estructura y hacerlo más fuerte/resistente, y simultáneamente liberar sustancias que disminuyen el dolor, se debe utilizar ejercicio.
El tratamiento de “una contractura” debe combinar herramientas pasivas y ejercicio terapéutico para generar cambios en el tejido y disminuir el dolor por la liberación de sustancias analgésicas.
¿Cómo evitar la contractura muscular?
Para evitar las contracturas es tan sencillo como leerse este blog, ya que no existen. Pero si haremos consideraciones frente al dolor que asociamos a las “contracturas”
Es imposible evitar el dolor, y esto no es necesariamente una mala noticia. De hecho, deberíamos alegrarnos por ser capaces de sentirlo.
El dolor funciona como un sistema alarma, y nos indica qué partes de nuestro cuerpo pueden estar afectadas o en peligro de estarlo.
Generalmente, esa sensación que asociamos con las contracturas y las “malas posturas” deriva de mantener una misma posición mucho tiempo y de la falta de actividad.
Por este motivo, si queremos disminuir la probabilidad de tener esta sensación, lo principal es ser una persona activa y practicar ejercicio, como el entrenamiento de fuerza.
Sin embargo, el dolor no solo depende del estado del tejido, otros factores psicológicos y sociales pueden ayudar a producir esta sensación.
Si ya experimentas dolor “tipo contractura”, lo adecuado es que acudas a un fisioterapeuta y valore si debe ayudarte o derivarte a otros profesionales sanitarios.
Si las contracturas no existen, ¿Qué es lo que noto cuando me toco?
Otro factor a considerar es que la palpación no es un método fiable para diagnosticar. Los fisioterapeutas no tenemos sensores en las manos que determinan si existen “nudos” musculares.
Otro factor es considerar que la palpación no es fiable para diagnosticar nada. Los fisioterapeutas no tenemos sensores en las manos que determinan la existencia de nudos
Si existen situaciones en las que podría percibirse una zona con más tono muscular que otra, pero la fiabilidad de la palpación varía entre diferentes personas…
Y no solo entre diferentes personas, sino la misma persona, en diferentes momentos varía la percepción sobre la tensión en una zona.
Por este motivo, si algún fisioterapeuta te dice mediante palpación que tienes una contractura en la espalda, quizás deberías cambiar de fisio.
Se ha demostrado que la zona lumbar de los pacientes con dolor es igual de “rígida” que la de las personas sin dolor… Pero la zona es más sensible al tacto.
El problema está entonces en el umbral de tolerancia al dolor por presión, que podría estar disminuido por diferentes motivos, y estímulos normalmente indoloros pueden comenzar a serlo.
Además, muchas de las zonas con “bultos” o “nudos” que notamos se corresponden con la morfología muscular de cada individuo, y no con alteraciones de la forma “normal”.
Resumiendo:
Las contracturas no existen, la explicación clásica que se proporciona a esta sensación es un comodín en el que se incluyen muchas opciones responsables del dolor
Por lo que en tus músculos no se forma nudos, por tener una “mala postura”, por entrenar con mucho peso o no estirar…
Sentarte “mal”, tener la cabeza adelantada, no estirar o levantar peso, no es peligroso para tu espalda y no van a generar contracturas
Tampoco tienes los músculos “acortados” ni esta situación es la causa de tu dolor.
El dolor se puede producir por diferentes causas, y no siempre se relaciona con la existencia de una lesión en tus tejidos.
El tratamiento para el dolor precisa de una valoración adecuada y un diseño personalizado de un programa que combine terapias pasivas y ejercicio terapéutico.